jueves, 21 de julio de 2005

War of the Worlds (La Guerra de los Mundos)

Una historia de H. G. Wells, adaptada por David Koepp, dirigida por Steven Spielberg con fotografía de Janusz Kaminski y protagonizada por Tom Cruise... no había forma de fallar, ¿cierto? Pero de algún modo lo hicieron. War of the Worlds no es una mala película, pero es dolorosamente obvio que pudo haber sido buena. Justo como los más recientes acercamientos de Spielberg a la ciencia ficción, A.I. y Minority Report.

Vagamente basada en la novela de H.G. Wells, War of the Worlds traslada la historia al presente y a los Estados Unidos. Eso es suficiente para que los puristas de la ciencia ficción detesten su mera existencia, pero la situación es bien adaptada y aprovecha la de sobra conocida paranoia de los estadounidenses para apuntalar la historia. En la primera mitad de la película Spielberg hace gala de su experiencia al retratar situaciones en que la condición humana es fundamental para la narrativa, y la fotografía de Kaminski ayuda a construir un desolador ambiente de destrucción mientras se desenvuelve la aparente invasión.

Los efectos especiales son impresionantes, sobre todo el audio, que aprovecha los avances técnicos para provocar que los estremecimientos de la tierra en pantalla se trasladen a las salas de cine. Spielberg y los diseñadores de producción apuestan por una mezcla entre los elementos retro de la versión cinematográfica de 1953 y diseños más actuales, y la mayor parte del tiempo salen bien librados. La habilidad de Spielberg para dirigir actores queda de manifiesto en la facilidad para retratar el terror entre la población que se ve confrontada por la amenaza extraterrestre.

Las diferencias entre película y novela van más allá de las antes mencionadas. Algunos de los cambios son necesarios, sobre todo si tomamos en cuenta que la novela de Wells tiene más de cien años de haber sido escrita y algunos elementos no funcionarían en una versión contemporánea. Pero la principal diferencia es el protagonista. Mientras en la novela se da a entender que se trata de un respetable miembro de su comunidad, joven, casado y sin hijos; en la película conocemos a Ray Ferrier, operador de una grua de carga, divorciado, padre de dos hijos y, claramente expuesto durante los primeros quince minutos, un perfecto imbécil. Egoísta, descuidado e irresponsable, Ray es lo que comunmente llamamos un perdedor.

La situación de Ray permite a Spielberg jugar con su especialidad: las relaciones interpersonales y las emociones de una familia. La tensión entre Ray y sus hijos ayuda a que la historia no se sienta estática y permite a la audiencia identificarse con personajes humanos. El problema es que Spielberg abusa y desgasta la humanidad de sus personajes hacia mitad de la cinta. A partir de ese momento la narrativa de Spielberg se mimetiza con la situación de sus personajes y se mueve de manera incierta y sin rumbo. Pero el problema más grande es Ray. Después de que nos hizo sentir lástima por él y quizás despreciarlo un poco, Spielberg parece decidido a convertirlo en lo más cercano a un héroe que veremos en esta cinta.

De buenas a primeras descubrimos que Ray es un genio, capaz de mantener la cabeza fría y hallar la solución a cualquier problema, notar pequeños detalles que a todo mundo escapan y reaccionar más rápido que nadie. De pronto se convierte en la persona que todo mundo quisiera tener a su lado en un momento de crisis. Pero sin dejar de ser un patán con su hijo, claro. Lo que nos lleva al otro gran problema de la cinta. En su afán por mantener presente la condición humana del filme, Spielberg abusa en su retrato de la relación padre-hijo. Y eventualmente eso lo lleva a terminar la cinta con un "momento Spielberg".

Comentando la película con mi amigo Santiago, me hizo notar otro detalle. No hay héroes. Y esto es algo indispensable en esta clase de película de desastre. Para que la gravedad de la situación sea apropiadamente proyectada a la audiencia es necesario mostrar actos de sacrificio personal por el bien de los demás, pero War of the Worlds carece de ellos. Se puede argumentar que se evitó caer en el cliché, pero tratándose de una película de Spielberg, el argumento es insostenible. Y llegamos otra vez al final Spielberg. Un final feliz, pero sin justificación o moraleja.

Escuché en el radio una teoría sobre los finales de Spielberg, pero no recuerdo el nombre del autor de la misma, aunque sé que trabaja en la Cineteca Nacional y que comenta sobre cine en Reactor 105 (105.7 FM en la Cd. de México) los viernes por la mañana. Postula que Spielberg es un pesimista de closet. Por ello es capaz de mostrar historias crudas o jugar con las emociones de su audiencia, pero al enfrentar su obra decide que no contiene un mensaje que él esté listo para mostrar, así que cierra cada película con un final feliz, no importa que tan forzado sea éste.

Y me parece que puede haber algo de cierto en esa teoría. O cuando menos nos proporciona una buena explicación para los inexplicables descarrilamientos de las películas de Spielberg. También puede ser un mero problema de ego, y que sea sólo que al director no le gustaría que su nombre se asocie a una película que no proyecte el optimismo y los valores familiares con que mucha gente lo ha venido a identificar. Tampoco habría que descartar que los guionistas con quienes trabaja compartan alguna de estas teorías creyendo que eso es lo que él desea, en cuyo caso su problema es no ponerles un alto o hacer algo para sacarlos de su error.

A pesar de todo, War of the Worlds es una rescatable película en la filmografía reciente del popular director, pues además de entretenida está técnicamente bien realizada. O como me gusta decir: se trata de una sólida ración de entretenimiento 100% Hollywood, con todo lo bueno y malo que ello implica. Recomendada, pero con algunas reservas.

1 comentario:

  1. Imagino que tu pregunta es quien escribió la reseña/comentario. A menos que haya una nota al respecto el texto siempre es de la autoría de quien lo posteó y en este caso el texto es mío. Me llamo Alberto Calvo. En cuanto a tu análisis de la película, me parece válido pero te recuerdo que se trata de opiniones, y no comparto tu visión del trabajo de Spielberg. ¿Es un genio? Tal vez. Su obra en los 70s y 80s parece sugerirlo. Pero después del tiempo que pasó alejado de las cámaras creo que faltaba algo. No se que sea. Tal vez sea lo mismo que le pasa a gente creativa en otras actividades: Ya no tiene nada que decir. La habilidad técnica y capacidad para montar una película siguen ahí, pero me parece que ya no se siente la pasión del artista. Y si has visto una entrevista con él en años recientes tendrás que admitir que cuando habla de su trabajo ya no hay esa chispa en los ojos, esa emoción en la voz que puedes percibir en otros directores. ¿Ejemplos? Martin Scorsese. David Fincher. Bryan Synger. Peter Jackson. O Quentin Tarantino, quien puede no tener las tablas y talento técnico de Spielberg pero lo compensa con una contagiosa pasión por su trabajo.

    Pero como dije antes, es una opinión. Y si te sirve de algo, considero que toda forma de arte se compone de dos elementos fundamentales: la intención o mensaje que el autor le imprime, y el mensaje o tema que el espectador percibe. Y, tristemente, hace mucho que Spielberg no me dice nada.

    ResponderBorrar