domingo, 21 de noviembre de 2004

Juguetes no precisamente para niños...

Desde hace años circulaba por la red un rumor sobre la existencia de juguetes sexuales basados en personajes infantiles. Con la popularidad de los sitios de subasta y sex shops en constante crecimiento, los rumores pronto dejaron de serlo, y dichos productos estuvieron al alcance de todo poseedor de una tarjeta de crédito. Algunos de los artículos más populares vienen de Japón, sobre todo los que usan la imagen de algunas licencias de Sanrio, como Hello Kitty o Bad Batz Maru.

De entre la gran variedad de productos de este tipo, quizás el que alcanzó mayor notoriedad, al menos en occidente, fue el vibrador de Hello Kitty. A lo largo de los años varias páginas especializadas en juguetes sexuales han publicado artículos dedicados a este producto, y no eran raros los revendedores en Estados Unidos y Canadá. Hace unas semanas, JList publicó un texto de Peter Payne en el que se explica en mayor medida el origen e historia de este curioso artilugio.

De acuerdo con Payne, un fabricante de juguetes y accesorios para niños, Genyo Co. Ltd., alcanzó notoriedad en los 90 tras el exitoso lanzamiento de una línea de juguetes que presentaban una imagen de Kitty para cada una de las 47 prefecturas de Japón. Convertidos en uno de los más importantes licenciatarios de Sanrio, Genyo lanzó al mercado un producto que eventualmente fue su acabose: Un masajeador para hombros y espalda con la figura de Kitty (según Payne, eso es lo que dice el empaque).

En un principio el masajeador tuvo modestas ventas en jugueterías y restaurantes familiares, pero a mediados de 1999 algún visionario emprendedor vislumbró otras aplicaciones para este producto, y pronto empezó a aparecer en videos para adultos. Poco a poco se convirtió en uno de los artículos más populares en sex shops y máquinas expendedoras en los pasillos de hoteles. Sanrio intentó forzar a Genyo a retirar el producto, pero éste había sido aprobado por Sanrio y Genyo no tenía intención de renunciar a tan importante fuente de ingresos.

Un par de años más tarde las autoridades fiscales auditaron a Genyo por una probable evasión de impuestos. La auditoría reveló un "manejo creativo" de sus finanzas, lo que llevó al eventual arresto del presidente y vicepresidente de la empresa, así como del propietario de su planta maquiladora en China. Sanrio aprovechó el escándalo para cancelar todas las licencias de Genyo.

La compañía ordenó retirar todas las existencias del mercado, y las destruyó junto con los moldes, con lo que acabó uno de los episodios más oscuros en la historia de Hello Kitty. Aún es posible encontrar estos vibradores en ebay y sitios similares, pero las existencias son cada vez menos y la demanda genera precios muy elevados.

Sin duda esto es una muestra más de los peligros de tener empresas con mercadólogos más creativos que éticos (aunque cuando creo que es parte de la descripción del puesto), y una llamada de atención para los encargados de aprobar licencias de productos aparentemente inofensivos.

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