sábado, 13 de noviembre de 2004

El Imperio del Miedo

Yaser Arafat está muerto. René Bejarano está en la cárcel. Y yo me estoy quedando sin pretextos.

Pero antes que nada, una disculpa y una advertencia. Este texto debió aparecer el lunes o martes de esta semana, pero creo que el tema aún es vigente. Por otro lado, se trata de un texto largo -que preferí no dividir para conservar el contexto- y contiene algunas opiniones de índole político.

El pasado 2 de Noviembre se efectuaron en Estados Unidos las elecciones presidenciales más trascendentes de los últimos tiempos. Y no sólo para los estadounidenses, pues cabe recordar que desde que nuestro vecino del norte comenzó su política de Nuevo Orden Mundial y se erigió como la policía del mundo, sus decisiones tienen un fuerte impacto a nivel global. Recordemos también que desde el colapso del bloque socialista Estados Unidos es la única superpotencia militar en el mundo. Así que es natural el interés mundial por dichas elecciones.

Mientras en el resto del mundo estábamos convencidos de que no había manera (fuera de otro fraude electoral) de que George W. Bush fuese reelecto para gobernar Estados Unidos cuatro años más, las encuestas en ese país presagiaban una votación al menos igual de cerrada que la del año 2000. Fuera de los debates televisivos realmente nunca hubo una ocasión en que Kerry se pusiera claramente al frente de las preferencias de los electores norteamericanos.

Y conforme avanzaban las horas la noche de aquel martes poco a poco se hizo evidente que lo que el mundo creía imposible estaba a punto de volverse realidad. Hacia la medianoche se dieron los resultados en dos estados que eran clave para la posible victoria de John Kerry: Florida y Ohio. El demócrata perdió ambos y con ello su esperanza de sacar a Bush de la Casa Blanca. Al día siguiente, a eso del mediodía, John F. Kerry dió un discurso donde aceptaba su derrota.

Persisten los alegatos y denuncias sobre irregularidades en algunos estados, y aunque el Partido Demócrata insiste en denunciar dichas irregularidades, diversos políticos, analistas e incluso el propio Kerry coinciden en que aún corrigiendo dichas irregularidades, no serían suficientes para alterar el resultado final de la votación.

Y el mundo se pregunta, ¿cómo es posible que los norteamericanos sean tan estúpidos como para reelegir a George Bush? Y creo que resulta injusto generalizar. Sólo un poco más de la mitad de los norteamericanos votó por Bush. Y creo que también es importante señalar el peso de los medios en la imagen que los no-estadounidenses teníamos del panorama electoral.

Figuras públicas y celebridades de toda clase daban su apoyo abiertamente a John Kerry. Cantantes y grupos de rock organizaron festivales para promover el voto en contra de Bush. Gente con mucha experiencia en medios como Michael Moore y Al Franken organizaron eventos multimedia para promover el voto por la oposición. Y eso nos daba a los "extranjeros" una imagen de un país inconforme y listo para echar a patadas a su presidente. Lo cual sólo era parcialmente cierto.

Lo que nadie mencionaba es la gran cantidad de comunidades consevadoras que existen sobre todo en la parte central de los Estados Unidos. ¿A quien le importa la opinión de un granjero o ranchero sin educación? Claro que no se trata sólo de uno, sino de cientos de miles y eso es diferente. Quienquiera que haya visto noticias el 2 de noviembre debe haber visto el mapa que mostraba las preferencias electorales por estado. Dicho mapa tenía marcado en rojo los estados con mayoría republicana y en azul los de mayoría demócrata.

Ese mapa presenta la imagen de unos Estados Unidos tan rojos que podrían provocarle un infarto al senador McCarthy. Pero la información obtenida de dicho mapa puede ser engañosa, pues presenta el color del partido que ganó el estado sin importar el margen de victoria. En Boing Boing hay una imagen del mismo mapa en tonos de púrpura que revela mejor el balance entre los dos partidos, y ofrece enlaces a otros mapas divididos por condados, en púrpura o en azul y rojo.

La información que se puede derivar de estos mapas es un poco más reveladora que el mapa original, aunque persiste una mayoría roja. Las zonas rurales fueron dominadas por Bush, mientras que en todas las grandes ciudades el ganador fue Kerry. Si a esto sumamos una tabla (con información validada con datos del 2000) que muestra los promedios de coeficiente intelectual por estado y da a entender que Bush ganó gracias a los tontos, nos podemos dar una idea de lo bien que funcionó la estrategia republicana. ¿Cuál era su estrategia? Explotar el miedo de la masa.

El principal asesor en la campaña de Bush fue Karl Rove, calificado por muchos como un genio de la política y acusado por otros de oportunista y manipulador. Lo que es innegable es que Rove es un extraordinario mercadólogo que supo vender a los votantes americanos la imagen de Bush como defensor del estido de vida americano y como el único paladín capaz de protegerlos de la amenaza terrorista.

Días antes de la elección se difundió un nuevo video en el que Osama Bin Laden dirigía un mensaje al pueblo de Estados Unidos y les aseguraba que su seguridad no estaba en manos de Bush, Kerry o él mismo, sino en las de todos y cada uno de ellos. Uno podría pensar (mucha gente así lo creyó, y me incluyo) que esa clase de amenaza velada hubiese tenido un efecto similar a la del atentado del 11 de Marzo en Madrid, España, justo unos días antes de las elecciones.

Pero el efecto fue exactamente lo contrario. Ese video no hizo más que confirmar las afirmaciones de Bush diseñadas por Rove. Estados Unidos estaba en peligro y George W. Bush era el único hombre capaz de defenderlos. (Bruce Sterling tiene una transcripción -en inglés- de una reveladora parte del video de Osama).

Y tal vez a eso se reduce todo. Miedo. Hace varios meses, en mi mi reseña de Bowling for Columbine, mencionaba la importancia del miedo en la cultura norteamericana como la discuten en pantalla Michael Moore y Barry Glasser, autor de The Culture of Fear. Y el miedo es la principal fuerza detrás de muchas de las decisiones tomadas por los norteamericanos en tiempos recientes.

Rove canalizó ese miedo y disfrazarlo de patriotismo para sus propios fines. Y este pseudo patriotismo también fue un factor relevante en las elecciones. Algún congresista republicano declaró ante las cámaras de televisión que la gente no debía votar por Kerry pues este era "el candidato favorito de los franceses."

Otro punto importante que quisiera mencionar es el error que los demócratas cometieron al elegir sus batallas. Junto con la elección del presidente y miembros del congreso, la votación sirve para someter algunas iniciativas de ley a votación entre la ciudadanía. Los demócratas pusieron en la lista de propuestas varias reformas de índole liberal, como el matrimonio entre homosexuales y los derechos de los inmigrantes.

Lo que pasaron por alto es la tradición de la izquierda norteamericana de ser más ideológica que activista. Si bien la discusión de esas iniciativas de ley llevó a más integrantes de dichas minorías a las urnas, también atrajo a los más radicales grupos de conservadores, que pueden tener un absoluto desinterés en quien gobierne o esté a cargo de la toma de decisiones, pero siempre serán los más aguerridos defensores de sus creencias y su estilo de vida.

Paradójicamente, si los demócratas no hubiesen buscado la votación de esas iniciativas encaminadas a ganarse las simpatías de los grupos minoritarios, es muy probable que hubiese habido mayor abstencionismo por parte de los conservadores republicanos.

Antes de concluir, quiero hacer un último señalamiento sobre el sistema de votación usado en Estados Unidos. En lugar de realizar un conteo total de los votos en la nación, se realizan conteos por estado. Con base en los censos de población, cada estado tiene cierto número de "Colegios Electorales". Para elegir al presidente se suman los colegios, no los votos. Así que, por ejemplo, si en un estado con 15 colegios electorales hubiese una diferencia de 2% en los votos totales, en vez de repartir los colegios, digamos 8 y 7, se otorgan los 15 colegios al ganador.

Esto puede resultar en controversias como la del 2000, cuando Al Gore tuvo más votos que Bush pero obtuvo menos colegios electorales. Lo curioso es que este sistema se usa desde la fundación de Estados Unidos como federación. La idea original de los "padres fundadores" de ese país era evitar que alguien influyente aprovechase la ignorancia de la gente para beneficiarse electoralmente, así que designaron un sistema de "representantes del voto". Nunca imaginaron que su sistema pudiese ser abusado del mismo modo.

En fin, puedo seguir escribiendo razones de por qué ganó Bush, pero eso no cambiaría nada. Lo hecho, hecho está, y al resto del mundo sólo nos resta esperar que Bush Jr. no cometa alguna estupidez que resulte catastrófica para todos los demás.

1 comentario:

  1. Pues vaya que supieron manejar las oportunidades. Ese video de Osama se me hizo totalmente sospechoso desde que anunciaron su difusión. Como diría mi compadre: A otro perro con ese hueso! No está por demás comentar que la fijación monista en el tema del terrorismo ha arrinconado prioridades esenciales como el combate a la pobreza, el medio ambiente, el tema de la inmigración, o el narcotráfico.

    Bush ha vendido una imagen elemental, la del guerrero bueno que terminará, como en las películas, por imponerse a los malos. John Kerry ha sugerido algunas variantes más democráticas pero sin comprometerse demasiado para no espantar a los electores. En ese sentido es prisionero de un sentimiento nacional que no está dispuesto a escuchar otras razones y que incluso no quiere saber nada de las voces críticas que llegan desde fuera. Se vive uno de esos períodos históricos en los que la razón pierde terreno ante símbolos vacíos, como la patria o nosotros somos los únicos que importamos. La opción preferencial por la violencia es frecuentemente una claudicación de la inteligencia.

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