domingo, 26 de septiembre de 2004

Atletas y Medios

El pasado martes regresó a México la velocista Ana Gabriela Guevara tras concluir su participación en el serial de la Golden League en Europa. A su llegada al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México fue abordada por reporteros que le preguntaban sobre sus planes para el futuro. Con aire de sobrada seguridad afirmó que en el 2005 volverá a ser la número uno del mundo, añadiendo además que Tonique Williams, quien la derrotó en seis ocasiones este año, no será rival, ya que "nunca consiguió igualar mi mejor tiempo".

Y no creo que esté mal el tener confianza y seguridad en uno mismo, pero pienso que hasta la autoestima debe tener límites. O se corre el riesgo de hacer declaraciones más fuertes sin medir las consecuencias. Por ejemplo, cuando un reportero le preguntó acerca de la comparación entre los atletas olímpicos y paralímpicos, Guevara hizo un gesto de desagrado antes de responder despectivamente: "Si yo fuera pa-ralímpica ya hubiera ganado 10 medallas, yo creo". 

El resto de sus declaraciones se pueden leer aquí y aquí. Posteriormente, el jueves, tras la polémica desatada por sus declaraciones, salió a enmendarlas, afirmando que los medios habían malinterpretado sus palabras. Aquí esta su enmienda. Me parece curioso que decidiera culpar a los medios, siendo estos responsables de su enorme popularidad. Si los medios no le dieran la cobertura que le dan es difícil creer que pudiese tener los patrocinadores que tiene.

Baste recordar que hasta el día de su competencia en los pasados Juegos Olímpicos podíamos escuchar a gente de radio y televisión referirse a ella como la "campeona" o la "campeonísima" Ana Guevara y llamándola "la mejor del mundo". Al menos dejaron de referirse a ella como "la invencible". Y esto no paró ni siquiera cuando quedó en segundo lugar, porque entonces se dieron toda clase de adornados comentarios al estilo "plata con sabor a oro". E insisto, es bueno que se apoye a nuestros atletas, pero debería haber mesura al hacerlo.

Que Guevara critique de ese modo a los atletas paralímpicos, con todo lo que ellos tienen que enfrentar no sólo en el deporte sino también en su vida diaria, es algo que no tiene sentido. La mayoría de estos atletas son de origen humilde y han pasado múltiples dificultades familiares, y ninguna de sus familias se pasea por Atenas con gafetes de prensa cortesía de Televisa, como sucedió con la familia de Guevara. Ese trato preferencial a ciertas "figuras" sólo consigue inflar sus egos más allá de toda realidad.

Recordemos su declaración días antes de su competencia. "Prometo dar mi mayor esfuerzo y quiero pedir a todos los mexicanos calma y mesura en caso de que no pueda ganar". Como si su resultado fuese de la máxima importancia para todos los mexicanos. Y es que de repente se convirtió en prioridad nacional la actuación de la delegación olímpica mexicana.

Baste recordar que los titulares de los dos principales noticieros de la televisión mexicana, Joaquín López Dóriga y Javier Alatorre, viajaron a Atenas para cubrir la inaguración y los primeros días de competencias, lo que resulta ridículo si tomamos en cuenta que México atraviesa por una de las más graves crisis políticas de su historia. Tal vez estoy exagerando, pero los grupos de pseudo-izquierda de nuestro país parecen dispuestos a iniciar otra revolución. Y nuestros medios están más preocupados por cuestiones deportivas.

Guevara no es el único caso. La misión de los medios, sobre todo la televisión, perace ser hallar, crear, fabricar o hacer pasar por ídolo del pueblo a quienquiera con cierto grado de popularidad. Estrellas de telenovelas con carreras al vapor que no duran. Ganadores y participantes de Reality Shows convertidos en cantantes, actores o conductores de programas igual de efímeros. Atletas tratados como superestrellas por cualquier logro. Y no se trata de minimizar triunfos, grandes o pequeños, de estas personas. Pero hay una excesiva cobertura mediática.

Otro ejemplo de exhaltación mediática es el equipo de fútbol de los Pumas de la UNAM. Campeones del torneo local la temporada pasada. Nadie lo discute. Vencedores en la disputa del "Campeón de Campeones". Tampoco se discute. Ganadores del Trofeo Santiago Bernabeu ante el Real Madrid en el mítico escenario español. Gran logro que tampoco se puede discutir. Pero de eso a tener a periodistas, reporteros y demás comunicadores pregonando a los cuatro vientos que los Pumas son uno de los mejores equipos del mundo, hay una gran diferencia.

Tan triste ha sido la actuación de los Pumas en el actual torneo que lo indecible ha sucedido. Hugo Sánchez guarda silencio. No quiere hablar con los medios porque no tiene nada que decir. Ganaron en el Bernabeu, sí, pero en un partido amistoso sin validez oficial. Tienen el mérito de habérselo tomado más en serio que los jugadores del Madrid. Pero hay que recordar que dicho equipo atraviesa por una crisis desde hace un año. Y después de esa victoria los Pumas no han podido ganar un sólo encuentro en el Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria.

Y cuando se dan estas debacles, los medios se hacen de la vista gorda. En lugar de cubrir con el mismo fervor los fracasos de estas "figuras", buscan un nuevo ídolo a quien poner en un pedestal. A quién le importa si duran o no, siempre habrá otra historia que contar, alguien más a quien encumbrar. Porque al parecer el público no tiene memoria. O peor aún, no tiene interés en demostrar que la tiene. Lo he dicho antes: Cada pueblo tiene la televisión que se merece. Y la televisión puede ser el opio del pueblo. Lo mismo aplica al resto de los medios.

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