martes, 10 de agosto de 2004

Preludio de guerra

El texto que sigue a continuación es medio fatalista, y espero que quien lo lea lo tome solo como el desahogo de la necedad que es.

Contrario a todo lo que mi consciencia me dicta, voy a hablar de política. Peor aún, voy a escribir sobre mis opiniones sobre la política en México.

En la cultura general de los mexicanos están muy arraigadas ciertas tradiciones y mitos, la mayoría inculcadas a palos por conquistadores españoles y yanquis. Una de estas, heredada directamente de la rama católica-cristiana, era la idea de que el mundo se iba a acabar en el año 2000, y lo que siguiera sería un mundo nuevo, renovado donde los malos recibirían su castigo y los buenos serían recompensados por las penurias sufridas en el camino.

Obviamente el mundo no se acabó en el 2000 (o es lo que parece), pero la llegada a la presidencia del presidente Vicente Fox Q. por parte del eterno rival del partido en el poder durante más de setenta años pareció una señal para mucha gente de que el "cambio" efectivamente había llegado, y para bien de todos. El sistema centralista y autoritario del partido del Calles se derrumbaba bajo los golpes del voto honesto y ciudadano.

Ahora, cuatro años después, los mexicanos no solo se sienten desilusionados por un cambio que nunca ocurrió, y que si ocurrió solo fue para el bien de unos cuantos. Los pobres siguen siendo pobres, la violencia sigue en las calles y los fantasmas de la inflación, el IVA y el analfabetismo siguen rondando nuestro país. Los mexicanos de clase media hacia abajo caminan con un cuchillo en la espalda, producto de su inocencia política, mientras los medios hacen su agosto con documentos, declaraciones y videos que solo ponen en evidencia la corrupción de la clase gobernante sin importar su afiliación o credo.

La evidente falta de liderazgo por parte del presidente ha provocado que todos las personas en la esfera política salten ante la oportunidad de llenar ese vacío de poder e incluso quieran aspirar a llenarlo de forma oficial en el 2006, pero desde ahora.

Entre los aspirantes sobresale el jefe de Gobierno del DF, el cual enfrenta un juicio de desafuero que podría dejarlo no solo fuera de la contienda presidencial, sino completamente al margen de la vida política pública. Él, por supuesto, alega que es un complot por parte del gobierno federal que utiliza recursos judiciales como la PGR para acosarlo. Vicente Fox es un idiota con un arma que no sabe ni quiere usar, y Andrés Manuel López Obrador es un enemigo acorralado, que rápidamente se está quedando sin mucho que perder.

Hay gente que cree una u otra cosa. Se establecen bandos, se preparan manifestaciones, huelgas y paros.

En 1810 los criollos, mestizos e indios de la Nueva España libraron una guerra contra España. En 1910 los liberales y campesinos librarón la guerra de Revolución contra la dictadura de Porfirio Díaz. Si es verdad lo que decía Santayana, que el pueblo que no recuerde su historia está condenado a repetirla, entonces la creciente desconfianza del pueblo mexicano hacia sus gobernantes puede interpretarse muy bien como la sombra de la Guerra por Venir. En menos de 15 años nuestro país ya tiene mártires políticos como Colosio y a Clouthier, se ha visto devaluado en su economía en más de un 200% y ha visto suficientes escándalos como para siquiera llevar nota. Las últimas elecciones en Oaxaca y Veracruz no presentan un panorama muy alentador.

¿Qué pasará en la elecciones en dos años? Vicente Fox y el PAN tienen la difícil tarea de repetir una transición pacífica de poder como la del 2000. Los partidos de oposición deben de buscar y presentar representantes de currícula limpia, honestos y que tengan el respaldo honesto del pueblo.

Un senador decía "la Política es el arte de la negociación". ¿Pero por qué o para qué se negocía? ¿Quién se beneficia con este circo?

Ojala nuestro país sea lo suficiente maduro para romper el ciclo de violencia que vive desde su fundación. Ya veremos que pasa en el 2006. Y en el 2010.

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